Matías Costa
El pasado 20 de Octubre se llevó a cabo el segundo "Acústico en el Loft", en donde un cálido y cercano Matías Costa, nos regaló sus canciones, su música y su humor. Un humor sano, claro y que llegó a todos los niñ@s y niñ@s de la sala. Niñ@s grandes y peques.
Cada acústico es diferente, y sin duda, está impregnado de la energía del artísta que nos visita; y en esta oportunidad desde el minuto número uno, se sintieron sensaciones relacionadas con la familia, la infancia, la unidad y la amistad. Poca cosa, ¿no?
Este acústico tuvo la particularidad de ser apto para todo el público. Un encuentro intimista, fácil y relajado, en donde los niños nos enseñaron algunas que otras cositas que ya te iré contando sobre la marcha.
Y es que en esta oportunidad, se dió el encuentro entre el músico y la musicoterapia, combinando así ambas cosas al servicio de un sólo objetivo. Difundir y conscientizar a la gente en el uso de la música con fines terapéuticos y a la vez, pasar un rato realmente diferente.
Y fue diferente porque Matías como artista, cedió una parte de su actuación, para participar e interesarse por la musicoterapia y se prestó a jugar con nosotros de una manera distinta a la que habitualmente está acostubrado.
Y así, desde la entrega, la confianza y saber mantenerse en la incertidumbre, pudimos lograr entre todos, una noche realmente especial para todos.
También se atrevió con el piano, Julieta Laugero, la organizadora de los acústicos y quien se ocupa de que todos los invitad@s, se encuentren cómodos, tengan sus espacios para sentarse y nos les falte nada, entre muchas otras cosas. 🙂
Ellos interpretaron, "Volver a empezar": una de las canciones de Matías.
Patas arriba
En la segunda parte del concierto pusimos patas arriba altraForma, cambiando por completo el escenario, y el espacio se transformó en un "concierto terapéutico", en donde algunos creábamos músicas y paisajes sonoros al instante, mientras que otros recibían esa música única e irrepetible, que los llevó por estados y emociones varias.
Lo increíble: apenas nos conocíamos en ese momento.
Lo normal: se sumaron los niños, ellos querían hacer música, jugar, ofrecer.
Lo difícil: dejarse llevar, escuchar, sentir y ofrecerse desde el corazón, confiar.
El resultado: puras sorpresas, aprendizaje, adultos relajados, niños felices, abrazos entre padres e hij@s.
L@s niñ@s, esa fuente inagotable de amor incondicional
Y es que no hay caso, observar y estar con los niñ@s, me fascina. No dejo ni un instante de sorprenderme de la fuente inagotable de alegría, inocencia, curiosidad, predisposición, atención y saber estar.
Simplemente, tenemos que dejarlos ser libres y dedicarnos a observarlos; ell@s, desde sus propias posibilidades, nos darán lo que tienen para darnos. Y nosotros, simplemente permitirnos recibir.
Lo compruebo una y otra vez, si damos el espacio, si creamos la atmósfera, si aprendemos a soltar las exigencias o lo políticamente correcto, según nuestras creencias; si nos dejamos un poquito en paz, aunque sea por dos horitas, los resultados son fantásticos.
La autoregulación
Existe un concepto desde la terapia gestalt: la autoregulación organísmica. Nada más ni nada menos, que los recursos personales que tiene cada individuo para auto-sanarse, adaptarse e integrarse al entorno. Esta, puede ser fisiológica o psicológica, y está al servicio de que los individuos tomen consciencia de sus necesidades más profundas y las lleve a cabo, experimentando así, bienestar.
Lo que hicimos nosotros en este pequeño "concierto terapéutico", fue ofrecer las condiciones adecuadas para que cada individuo pudiera tomar del entorno lo que necesitaba en ese momento. Presente puro.
Y fue así, como de manera espontánea cada una de las personas allí presentes, vivió una experiencia nueva, diferente y única que terminó con algunas de las siguientes observaciones:
- L@s niñ@s comenzaron jugando con todos los instrumentos mezclados entre los adultos. Se adaptaron al ritmo y a las intensidades propuestas en todo momento. (No olvides que sus padres estaban tumbados recibiendo los sonidos y los diversos timbres sonoros)
- L@s niñ@
s se adaptaron y aceptaron en todo momento y de muy buen grado, las indicaciones de otros mayores. Sin conocerlos, ya que no estaban con sus padres. - Los adultos respetaron el movimiento natural de los niñ@s y además interactuaron naturalmente con ell@s.
- Los adultos seguían descanzando en las colchonetas.
- Hacia el final de la actividad y con la entrada de algunos instrumentos concretos, como el Gong y la voz, los niñ@s fueron dejando paulatinamente de tocar instrumentos o aceptaban las indicaciones de los adultos, para dejar de hacerlo.
Importante:
- Los niños se sentaron junto a distintos adultos y siguieron cantando y respirando. Uno de ellos adopto la posición de meditación que el adulto tenía. Nadie se lo indicó, llegó a ese estado sólo.
- Otros se sentaron cerca de sus padres/madres y comenzaron a masajear las cabezas al ritmo de la música; de forma totalmente espontánea, pero antes vivieron a preguntar si podían hacerlo.
- Al finalizar la sesión, Matías cantó una nana para los adultos y los niñ@s mágicamente sentandos al lado, acompañaban.
- Al despertar de semejante viaje, hubo simplemente silencio y abrazos entre padres e hijos.
Conclusiones Fantasiosas
Sigo afirmando que necesitamos más músic@s, sin tanto ego. Quizás, cuando dejemos de perseguir la fama y el dinero, ést@s lleguen solos, por consecuencia directa de nuestras conductas, alineadas con el deseo de ser, más que de tener.
La musicoterapia es una terapia ideal, también para los músicos y las enfermedades del ego.
altraForma
Próximo Acústico: 17 de Noviembre.
A reservar tu asiento. A ver que sucede...